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domingo, 7 de marzo de 2010

PREOCUPACION

La niñez dominicana preocupa a UNICEF

Ayer leí en el periódico Clave Digital un artículo en el que la Oficina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) declara que “constituyen una preocupación los hechos de abuso, maltrato físico y explotación sexual comercial cometidos contra niños, niñas y adolescentes ocurridos en la República Dominicana”.

A mí esto no me sorprende en lo absoluto porque he dicho hasta el cansancio que la situación de la niñez en este país es alarmante. Cada día salen varios casos en los medios de comunicación de menores que han sido abusados por algún familiar o extraño, quedándose la mayoría de estos hechos en la vergonzosa impunidad, en especial cuando el caso involucra a la Iglesia Católica.

Recuerden el expediente de los niños y niñas violados por sacerdotes en Higüey. Del caso no se ha vuelto a hablar y supuestamente el principal imputado falleció en una clínica de Santiago, pero creo que el cadáver no lo vio ni su familia... ¿Se habrá muerto de veras?

Hace un mes vi en las noticias a un grupo de padres declarando como uno de los músicos del coro de la iglesia a la que sus hijos asistían, había violado y grabado en video a los menores. El delincuente fue descubierto por casualidad. Una vecina estaba usando su computador y al abrir un archivo se encontró con los videos en donde aparecían muchos de los niños del barrio. Esto sucedió en la comunidad de Cien Fuegos, en Santiago de los Caballeros.

Resulta que cuando esto pasó en Santiago y cuando pasó lo de Higüey, yo no vi por ningún lado al cardenal dominicano, el señor Nicolás de Jesús López Rodríguez, a quien le gustan las cámaras de televisión y los flashes de las cámaras fotográficas más que a Paris Hilton, y quien para opinar sobre asuntos políticos o para criticar la forma de vida de los dominicanos trabajadores, no le tiembla la lengua.

¿Por qué Nicolás no habló en estos casos? ¿Por qué no dio una explicación? ¿Por qué no llamó a la policía para que fuera a buscar a los pederastas que hay en el seno de su iglesia? Quizás porque eso no le importa tanto a este señor, y lo que realmente a él le interesa es llamar “pordioseros e ineptos” a los dominicanos, referirse a los homosexuales como “lacras sociales que hay que expulsar del país” y ordenarle al presidente dominicano que prohíba la venta de alcohol a partir de las doce de la medianoche y que todos los ciudadanos a partir de esa hora lo que tenemos que hacer es recogernos en nuestros hogares, ponerle un altar a Jesucristo y comenzar a golpearnos la espalda con un látigo para pagar todos nuestros pecados.

Pero volviendo al asunto de los niños y niñas, hace un tiempo le dije a un amigo que si se realizaba una verdadera investigación sobre la cantidad de menores que han sido maltratados, acosados o manoseados, la cifra sería espeluznante. En este país las autoridades no se preocupan por saber cuál es el perfil de las personas que educan a nuestros hijos. Los padres tampoco se preocupan lo suficiente por la seguridad de las criaturas que ellos decidieron traer al mundo y delegan el cuidado de sus hijos a cualquier persona. Luego, si el niño se atreve a comentarles algo, lo que por lo general aquí se aplica es la famosa “regla del silencio y del olvido” que consiste en decirle a la criatura que no ha ocurrido nada y que no vuelva a repetir eso. A los adultos les preocupa más la vergüenza que pueda ocasionarles un hecho relacionado con el tema “sexual”, que defender la integridad física y emocional de los menores.

En ese sentido República Dominicana no anda bien. No hay una política de educación ni una campaña de concientización y prevención por parte del gobierno, las autoridades no toman medidas efectivas ni aplican con rigor la ley 136-03 que protege y regula los casos que involucren a menores, y muchos padres prefieren imaginar que nada ha sucedido o le regalan la hija al violador, a su verdugo, para que vivan juntos como marido y mujer, y de esta manera quede limpio el honor de la muchacha que en muchos casos no sobrepasa la edad de 15 ó 16 años. Hay otros padres valientes que optan por denunciar al criminal, pero se encuentran con un Departamento del Menor corrupto, indiferente o demasiado burocrático ante un caso en donde lo que urge es una acción inmediata y efectiva.

Por eso no me sorprende que UNICEF declare que está muy preocupada por la situación de la niñez dominicana. Lo que quisiera es que los que lean este post no piensen “Ay, qué tierno, ella está preocupada por los niños”, pues no es esa la intención. Lo que exijo es que los criminales que abusan de los menores paguen por cada niño al que han maltratado, y que con ellos se aplique Tolerancia Cero. Además, que cada adulto recuerde que cuando encubre un hecho delictivo, se convierte en cómplice de ese crimen, y por consiguiente, también debe ser procesado por la ley.
Ojalá la niñez dominicana comience a importarle al Estado y a toda la sociedad, y no sólo a UNICEF.
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